De vez cuando, escribo monólogos humorísticos por encargo. Este, que de momento es sólo el borrador (de una apertura), es para un actor determinado y tiene una textura de terror (cómico). No sé si se le gustará, aunque, como digo, es un texto personalizado, escrito según alguna de sus vivencias y gustos. Por otra parte, sé que necesita más filo, pero me parece que ya tiene alguna que otra cosa, que no va mal. Ustedes dirán si me equivoco…
Apertura:
-Muy buenas noches, soy ****** y ya sé que habéis venido a que os haga reír; que para eso habéis “pagao”. Pero, antes, me vais a permitir que os cuente algo muy serio. Así que, por favor, os pido que no os riáis, porque es algo que me pasa… De hecho, les pasa a algunas personas, a muy pocas, por suerte, pero es muy jodido. Luego, haré chistes y todas las bromas que queráis y nos vamos a reír mucho… de verdad… Pero ahora, por favor, quiero compartir esto con vosotros, porque me parece que la experiencia nos puede enriquecer a todos y es algo que muy pocas personas conocen.
(Respiras hondo)
-Bueno, me da un poco de reparo decirlo así, pero yo tengo un trastorno que se llama Parálisis del sueño. ¿No sé si habéis oído en qué consiste?
(Te diriges a una persona indeterminada del público)
-Joder, macho, acabo de decir el nombre y ya te estás riendo. Pero vamos a ver (un tanto molesto): ¿No hemos quedado en que esto va en serio? (no hace falta que nadie responda). ¿Ah, no te estabas riendo? Pues a mí es que me ha parecido que sonreías, así cómo diciendo: Trastorno del sueño, qué puto gilipollas… ¿No se puede haber inventado algo mejor? Ah, ¿no? Bueno, en fin, perdona entonces, sigo. No, digo, que a lo mejor me he pasado contigo, porque perteneces a algún tipo de programa de reinserción para disminuidos psíquicos. Ya sabes, y es que desde aquí no se nota tanto, como estáis todos juntos y tal. Pero bueno, que si es así me perdones, por favor: porque cómo iba a saber yo que tus padres son primos hermanos.
No os riais, que esto pasa todavía. Voy a hacer un inciso antes de contaros lo de la parálisis del sueño, pero este también es un tema muy serio, así que tampoco quiero cachondeo:
El otro día, hablando de casarse entre primos, estoy jugando online con un tipo, del que no voy decir su raza, para que no se me tome por un racista de mierda, y va y me dice el menda que está casado. -Ah, me parece muy bien. Yo no -le digo- porque ya la cago bastante con otras cosas, como para cagarla a fondo… Pero, entonces, va y me suelta que se «ha pedido» tres veces. Y le digo: -¿Cómo que te has pedido? -Sí, que mi familia ha hablado con la familia de la chica y las dos primeras veces nos dijeron que no. Así que tuve que casarme con mi prima. -«Pirdón, cómo has dicho? -le digo, flipando-. -Sí con mi prima. -¿Con la hija de la hermana de tu padre? -Nooo… -Ah, uf, menos mal; que susto me habías «dao»… -Con la hija del hermano de mi padre. -Bien, bien, eso lo cambia todo, claro. Pero, vamos a ver, que yo me entere: ¿me estás diciendo que te has casado con tu prima carnal? -Sí, claro, es muy común en nuestra raza. -¿Pero y no te preocupa que tus hijos salgan un poquito… -Qué va, si tengo tres. No pasa nada. Eso es un mito: lo único que el mayor nos ha salido con seis dedos, como mi tío Paco, o sea que es una peculiaridad de familia, como el que tiene un lunar aquí (te apuntalas la cara con el dedo de FUCK YOU), el mediano que es muy despierto, pero se duerme de píe de vez en cuando, y el pequeño que es así de espíritu distraído, pero, vamos, nada serio. El médico nos ha dicho que pasados los dos años dejará de chuparse el dedo y, pasados los veinticinco, empezará a sacarse el pulgar de la nariz.
Pues sí, esto está pasando todavía, en pleno siglo veintiuno, y yo es que racista no soy; porque no tengo problema con la raza de nadie, pero sí con su cultura, pero tampoco me podéis llamar culturista, porque mirad que brazos de palillo tengo. No, ya en serio, ¿tengo problemas con alguien porque sea negro? No. ¿Tengo problemas porque en su etnia se practique la ablación? -Sí. ¿Tengo problemas con alguien por ser blanco? -No. ¿tengo problemas con que practique la tauromaquia? -Sí. O sea que mi problema no es racial, sino cultural. Así que sí se puede decir que soy culturista; aunque no haya tocado una mancuerna si no es para cambiarla de sitio.
Bueno, vuelvo a lo de mi problema, que es muy serio y pido, por favor, que no so riais.
(Vuelves a hacer una pausa y le miras muy serio, como si lo hubiera vuelto a hacer, o no te fiases)
-Bien, pues el trastorno del sueño consiste en que yo estoy durmiendo, tal que así, en esta postura, y, de repente, se me abren los ojos y digo: ¡Anda, coño, si estoy despierto! Pero cuando me intento levantar, no puedo moverme. Porque, cuando dormimos, el cerebro desconecta el aparato locomotor, para que soñando no nos demos de hostias…
-Bueno yo tuve alguna novia, ahora ex, que lo desconectaba en parte. De hecho, siempre me quedará la duda de si estaba despierta y se hacia la dormida para darme de hostias… Lo digo porque se me hace raro que durmiendo te pongas todos anillos de pedrería antes de sacudirle a tu novio, porque resulta que éste ronca un poco más de la cuenta.
-Pero bueno, ese es otro tema… Lo que sucede es que, en mi caso, estoy despierto y soy consciente de que lo estoy, pero sigo soñando al mismo tiempo. Consciente y subconsciente a la vez. Es como abrir WhatApp y Telegram al mismo tiempo, y que te empiecen a llegar repetidos los mensajes de todo un mes. Lo malo es que, para más narices, padezco otro trastorno que se llama: “Terrores nocturnos”.
-Os pongo un ejemplo: Estoy durmiendo, y, de repente, paf, se me abren los ojos. No me puedo mover. Sólo oigo mi respiración. Y veo que la puerta de mi cuarto está abierta y que alguien se ha dejado la luz del pasillo encendida. Entonces, pasa mi abuela con su bata (la imitas), caminando muy despacio, que va a la cocina a hacerse un Cola Cao… Y ahora sé que estáis pensando: Bueno, bien, lo normal. Pasa en muchas familias: que la abuela se levanta por la noche y es sonámbula, va a hacerse un Cola Cao, o un porro. Y sí, es cierto… Aunque la diferencia, en mi caso, es una tontería, un pequeño detalle sin importancia: y es que mi abuela lleva algo más de ocho años muerta. Así que cuando vuelve de la cocina, pasa a toda hostia y va gateando. ¿Alguna vez habéis oído maullar a una vieja? Aunque no sea vuestra abuela difunta, quiero decir… Bueno, pues acojona más que si lo hace un gato leproso, porque al bicho no se le suele caer la dentadura… O sí, pero desde luego no la recoge y se la vuelve a poner… Que eso da un asco un miedo y una grima que te cagas (gesto de grima y asco).
-Eso siempre es así, para empezar. Otras veces, pasa un tipo, que no es mi abuela, aunque los dos tienen perilla, que se parece al cadáver de un pívot de baloncesto, pero sin la equipación. Así que no me preguntéis de qué equipo es, o si juega en la NBA, porque eso me pone de muy mala hostia. Y no, no es Pau Gasol, porque ver una cara conocida me daría cierto alivio; aunque luego tratase de venderme una cuenta nómina con un “tipo de interés muy alto…
(Haces el gesto con las manos para subrayar el juego de palabras de aquel anuncio de mierda, del Banco Popular).
-Bueno, entonces, va por el pasillo, pero no le veo la cabeza, porque es un tío de dos veinte, como Kareem Abdul-Jabbar pero más flaco y con las venas como macarrones. Bueno, sí, como Kareem Abdul-Jabbar… En principio, no sé si está calvo, porque el marco de la puerta le llega por lo que vienen siendo sus pezones… Pero claro, haceos cuenta de que yo sigo sin poderme mover y el tipo pasa, como si fuese a la cocina, a que mi abuela le preparase otro Cola Cao, pero, a la vuelta, no sé si es que ha discutido con mi abuela, porque ella era mucho de discutir con todo dios, sobre todo si no le dejábamos echarle un poco de whisky al Cola Cao… Total, que el tipo se agacha, porque el marco de mi puerta no llega hasta los dos metros, y entra a toda hostia, corriendo y aullando hasta mi cama. Os juro que en ese momento parece un dementor de Harry Potter en paro, y me grita:
(Lo interpretas con voz cavernosa).
-¿Dónde coño está ahora tu dios?
-Y lo malo es que no puedo contestarle, porque sigo sin poder moverme, ni hablar, pero que os juro que, si pudiera, le diría (con voz de friki): ¿Pero qué dios? Si yo siempre voy con Sauron, cada vez veo la tetralogía del Señor de los Anillos.
-Bueno, ahí, menos mal que tampoco puedo mover el esfínter, lo que viene siendo el músculo orbicular del ano, porque, si no, tendría que llevar unos pañales; como los dejaba mi abuela, cuando encontraba la botella de whisky. Sí con esa textura entre el envoltorio de una magdalena y el frenazo en un barrizal.
-Luego ya, por fin, cuando pasan unos minutos, y ya me puedo mover, suena el despertador y a trabajar con actitud positiva y buen rollito… Ya me diréis si es justo que me deje mi novia, por querer acostarme con un collar de ajos y con el cuarto forrado de crucifijos.
Hola soy un actor que quiere ser cómico. ¿Cuanto me costaría uno de tus monólogos y cuanto de cuanto tiempo son?
Pues, ahí le has dado, Mauricio, porque todo depende de la extensión del texto (que es tiempo; porque cada hoja suele contener un minuto y medio -aprox-). Así, por cada cuarto de hora de script monologado, se suele cobrar de doscientos euros a doscientos cincuenta (netos)… Todo depende del tema propuesto y de los requisitos que me impone cada cliente. Me explico: cuanta más libertad tenga, menos trabajo y menos incremento mi tarifa. También depende de la primera reunión, porque hay ciertas personas que no saben lo que quieren y no suelo aceptar el encargo. Entre otras cosas, porque sé que no va a estar bien pagado, ni aunque me digan que van a pagarme bien.